EL CARTAJIMEÑO PACO ROMÁN, TODA UNA VIDA TOCANDO EL ACORDEÓN
A sus 84 años, el cartajimeño Paco Román se muestra orgulloso de llevar toda su vida tocando el acordeón y ambientando las distintas fiestas tanto en su pueblo como en los alrededores. Con el paso del tiempo se ha convertido en uno de los últimos acordeonistas de la Serranía de Ronda en particular y de la provincia de Málaga en general.
Román ha relatado que su abuelo le regaló a su padre un acordeón cuando éste tenía 4 o 5 años con el objetivo de que, entretenido con la música, no se quedase dormido mientras cuidaba del ganado. También ha reconocido que su padre se convirtió en un verdadero virtuoso tocando este complejo instrumento. A raíz de ver el viejo acordeón en su casa, Paco empezó a sentir curiosidad por el mismo y de manera totalmente autodidacta, de oído, aprendió primero a hacer sonar las primeras notas y después a tocas antiguas canciones de los años 30.
Un poco más adelante, a la temprana edad de 9 años, Paco Román tocó en público por primera vez y con 15 hizo su primera actuación fuera de Cartajima, concretamente en Parauta, donde aún recuerda que le pagaron 15 duros, “un capital a mediados de los 40, cuando un obrero de carreteras que trabajaba a pico y pala ganaba 3 pesetas al mes”. A partir de los quince años tocaba en la mayoría de las fiestas de los pueblos de los alrededores, hasta donde se desplazaba andando por el monte con el pesado instrumento a la espalda.
Paco Román ha explicado que con 32 años, en 1963, dejó de actuar en público porque se vio obligado a emigrar, como tantos, en busca de un futuro mejor. Se trasladó a París, donde durante casi 7 años estuvo trabajando duramente en una fundición junto a varios miembros de su familia. En ese periodo siempre le acompañó el acordeón. Se da la circunstancia de que durante la década de los 60 unos 350 cartajimeños, la mitad de la población con la que contaba entonces el municipio, emigró a Francia para trabajar. En 1970 Paco volvió de Francia y se instaló en San Pedro de Alcántara, donde comenzó a trabajar en un hotel. Desde entonces vive a caballo entre la Costa del Sol y Cartajima. Y también desde ese momento sólo ha tocado en público en fiestas familiares y entre amigos para animar el ambiente, aunque en su propio domicilio nunca ha dejado de hacerlo.
El vecino de Cartajima ha asegurado que “el acordeón es el instrumento más bonito que hay aunque también es complicado, a mi todavía me queda mucho por aprender”, palabras que dan muestra de la modestia de un hombre que lleva toda la vida dedicada a este instrumento.
Por último, Paco Román ha reconocido que cada vez es menos habitual que la gente se inicie a tocar el acordeón, por lo que ha querido animar especialmente a los jóvenes a adentrarse en el apasionante mundo de la música y de los instrumentos, y más concretamente a aprender a tocar el acordeón para que así sus bellas y armoniosas melodías nunca dejen de escucharse.